Desde hace un tiempo venía barajando la posibilidad de organizar un evento motero en La Rioja y después de unos meses de preparación y sobre todo mucha ilusión, el último fin de semana de septiembre se ha celebrado el Encuentro Mototurístico Cameros en el que cerca de 40 motoristas llegados de diferentes partes de España nos dimos cita en la serrana población de Ortigosa de Cameros para disfrutar de tres rutas moteras por La Rioja.

El objetivo de este evento era en primer lugar disfrutar de un fin de semana motero con colegas de afición, y en segundo lugar dar a conocer una bellísima, y poco frecuentada zona, como es la comarca de Cameros. Esta sierra esconde muchos rincones que es una delicia descubrir y recorrer a lomos de nuestras motocicletas.

A pesar de las malas previsiones meteorológicas que auguraban un lluvioso fin de semana, finalmente solo cayeron las típicas “cuatro gotas” pudiéndose rodar sin mayor dificultad y como suele ser norma habitual en las rutas en moto cuando hay previsión de agua, en cuanto los motoristas se colocan el traje de agua, deja de llover.
Los participantes estaban convocados el viernes por la tarde en la plaza de Ortigosa de Cameros. El ayuntamiento nos habilitó durante todo el fin de semana un espacio exclusivo para aparcar las motos junto al Casino, que fue el lugar de reunión y base de operaciones del encuentro motero.


El Casino de Ortigosa pertenece a la Unión Tertulia Ortigosana (UTO), cuyo origen se remonta a más de 170 años y cuyo fin es promover iniciativas culturales, deportivas, recreativas y sociales de esta villa de realengo.
Tras las primeras cervezas y saludos, pasamos al salón multiusos del Casino para llevar a cabo la presentación del evento, el cual comenzó con la bienvenida primero del alcalde y seguidamente de la presidenta de la UTO; anteriormente habíamos degustado diferentes viandas típicas de producción local como embutidos serranos, patés y queso de cabra.
A continuación, inicié el breafing, detallando el plan del fin de semana, con sus tres rutas programadas, los principales puntos relevantes de cada una de ellas y el plan de comidas que se celebrarían en las propias instalaciones del Casino.
Posteriormente pasamos al comedor donde se serviría la cena, siendo el plato estrella las típicas pochas a la riojana que hicieron las delicias de los comensales, repitiendo algunos hasta en tres ocasiones…

Al finalizar la cena cada participante partió hacia sus alojamientos, previa advertencia a aquellos que tuvieran sus casas rurales en poblaciones aledañas, para que extremaran las precauciones por la presencia de animales en la carretera que podían dar un susto en la oscuridad de la noche; los avistamientos de ciervos fueron constantes tanto al anochecer como al amanecer por estar en plena época de berrea, lo que además permitía escuchar sus llamativos berridos que llenaron la noche camerana.
A las 08:30h del sábado estábamos citados para el desayuno previo a la ruta matutina. Tras adquirir fuerzas con torreznos sorianos, bizcochos caseros y fruta, nos subimos a nuestras motos para emprender la marcha.


El día amaneció nublado pero el asfalto estaba seco y la temperatura fresca pero agradable para montar en moto; de inicio comenzamos a ascender el bacheado y frondoso puerto de Peña Hincada que nos llevaría en su descenso al pueblo de Brieva de Cameros.
Al inicio del descenso tuvimos en su primera parte la constante presencia de ganado ovino y bovino en libertad y la curiosa presencia de unos de los múltiples mastines que guardan los rebaños de los ataques de los lobos, que tumbado en la carretera no se movió ni un ápice ante el paso de las decenas de motos que todavía rodaban agrupadas en este inicio de ruta.
En la bajada acometimos las mayores pendientes de todo el fin de semana, por un puerto que nos deja preciosas vistas destacando el Cabezo del Santo, considerada como una de las montañas más bonitas de toda La Rioja.


La primera parada la hacemos en el Monasterio de la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja, situado en un enclave de excepcional belleza, encajonado entre montañas de la Sierra de la Demanda y entre densos bosques de árboles de hoja caduca que ya comienzan a anunciar la llegada del otoño, empezando a adquirir sus hojas sus típicas tonalidades anaranjadas y ocres.


La niebla baja que nos encontramos al llegar invita a muchos participantes a ponerse el traje de agua, si bien a los pocos kilómetros de reemprender la marcha desaparece y con ella su característica lluvia meona.

Ya con la carretera seca remontamos el curso del rio Najerilla por la curvilínea y bien asfaltada carretera hasta la Venta de Goyo, donde tenemos tanto gasolinera como cafetería para aquellos que necesitan repostar o tomar un café.
Nos desviamos hacía las Viniegras y atravesamos sus dos bellos pueblos (Viniegra de Abajo y Viniegra de Arriba), donde nos percatamos de la reclamación de los vecinos contra los ataques de los lobos que ponen en peligro su principal medio de existencia, la ganadería extensiva.
Por el cañón formado por el rio Urbión, pues nos encontramos muy cerca de los Picos de Urbión, lugar de nacimiento del río Duero, acometemos el segundo puerto del día, el puerto de Montenegro, en cuya cima entraremos por unos pocos kilómetros en la provincia de Soria.

De nuevo en La Rioja y remontando el rio Iregua nos dirigimos a visitar la ermita de la Virgen de los Lomos de Orio, sita en pleno corazón del parque natural Sierra Cebollera y rodeada por picos que superan los dos mil metros de altura. Para llegar a la ermita ascendemos por una preciosa y estrecha carretera que discurre por el interior de un hayedo.




Iniciamos el descenso por el mismo recorrido para llegar nuevamente a Villoslada de Cameros y nos dirigimos hacia el embalse de Pajares, todavía dentro del parque natural Sierra Cebollera, en dirección al Camero Viejo al que llegamos tras el ascenso al tercer puerto del día, el de Sancho Leza.

Recorremos el Camero Viejo hasta llegar a Jalón de Cameros y comenzamos la ascensión del cuarto puerto de la mañana, el de la Rasa, en cuyo trazado nos encontraremos un gran rebaño de ovejas atravesando la carretera a nuestro paso y múltiples residuos orgánicos pues se trata nuevamente de una zona donde el ganado pasta en total libertad, aquí no se ponen “puertas al campo”.
De vuelta al Camero Nuevo y bordeando el embalse de González Lacasa llegamos a Ortigosa a tiempo para la comida; esta vez disfrutamos de unas sabrosas patatas a la riojana y de segundo carrilleras o chipirones con arroz, menú contundente que nos permite recuperar las fuerzas consumidas. Tras una breve sobremesa es la hora de iniciar la ruta vespertina, aunque algunos participantes prefieren reposar la comida con una reconfortante siesta.

Nos subimos a nuestras monturas en dirección a los viñedos de la Rioja Alta y Rioja Alavesa; los primeros kilómetros discurren por el valle del Iregua y cuando estamos a punto de dejarlo atrás comienza a llover lo que nos obliga a parar en Navarrete y colocarnos la ropa de agua; de nuevo a los pocos minutos deja de llover y podemos recorrer el resto de la ruta con las carreteras secas.

Entramos en plena zona vitivinícola que en estas fechas se encuentra en plena ebullición por ser época de vendimia, y nos encontramos con múltiples tractores con sus remolques cargados de uvas recién vendimiadas en dirección a las diferentes bodegas de la zona.

Conducimos por estrechas y sinuosas carreteras entre viñedos hasta encontrarnos de frente con el espectacular edificio de titanio rosa y acero situado en el complejo bodeguero de los Herederos de Marqués de Riscal; sin duda se trata de uno de los lugares más representativos de la Denominación de Origen Rioja y que inmediatamente evoca el edificio del Museo Guggenheim de Bilbao, pues el arquitecto en ambos casos es el famoso Frank Gehry.

Continuamos ruta con la constante presencia de los viñedos pegados a la estrecha carretera y siempre con el río Ebro como protagonista; también nos encontramos con chozos centenarios hasta llegar a San Vicente de la Sonsierra y sus medievales calles.


La vuelta la hacemos a los pies de la Sierra Cantabria, recorriendo pueblos, bodegas y campos de vides repletas de su oscuro y afamado fruto para retornar nuevamente al Camero Nuevo y llegar a Ortigosa a tiempo de poder ir a darnos una merecida ducha y prepararnos para la cena. Esta vez el bacalao a la riojana se convierte en el plato estrella de la noche.


El domingo amanece con un fresco y soleado día. Tras desayunar iniciamos la tercera ruta prevista que nos llevará hacia valles orientales de La Rioja; comenzaremos ascendiendo el puerto de la Rasa que nos introduce en el Camero Viejo para hacer nuestra primera parada en el mirador del cañón del rio Leza que nos obsequia con unas espectaculares vistas mientras los buitres leonados sobrevuelan nuestras cabezas.




Nuevamente a lomos de nuestras motos, recorriendo el cañón disfrutamos de una perfecta carretera que nos regala a todos más de una decena de kilómetros de pura orgía de curvas hasta Ribrafrecha.
Es hora de dirigirnos a Arnedo, donde aprovechamos para reagruparnos en la gasolinera y al mismo tiempo admirar las características cuevas que hasta la década de los cincuenta del pasado siglo estaban habitadas por unas doscientas familias.
El valle del Cidacos se va cerrando a medida que nos acercamos a Arnedillo y al llegar a Enciso nos introducimos de lleno en la ruta de icnitas. Aprovechamos para hacer parada en unos de los múltiples yacimientos de la zona y ver las huellas fósiles de las diferentes especies de dinosaurios que antaño poblaban esta zona.

Seguimos dirección sur, donde el cañón rocoso se estrecha, hasta llegar a la soriana población de Yanguas y a través del puerto de Oncala introducirnos en la comarca de las Tierras Altas de Soria, donde los arbustos, matorrales y pastizales sustituyen a la vegetación ribereña del río Cidacos.
Llegamos a Almarza desde donde volveremos a La Rioja por el túnel de Piqueras, pues desgraciadamente el acceso por el puerto está cortado por obras; entramos de nuevo en el Camero Nuevo por la muy divertida N111 que nos lleva a Ortigosa.
Es el momento de la última comida en grupo que se prolonga con una muy entretenida sobremesa que pone punto final a nuestro encuentro motero. Algunos participantes aprovechan la tarde para hacer la visita guiada a las cuevas de Ortigosa y hacer noche antes de regresar el lunes a sus ciudades de origen.


El comentario más repetido durante la despedida fue que cuándo repetíamos. Pues no me queda otra que en un futuro próximo satisfacer los deseos de tantos buenos motoristas…
Para mí ha sido un placer y un orgullo poder dar a conocer a toda la gente que ha asistido a este encuentro motorista esta bella zona de España tan poco conocida y que siento como mía.

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