Las Rutas del Komandante

A lo largo de las cuatro estaciones del año nos encontramos en determinadas ocasiones en las que la naturaleza nos ofrece espectaculares paisajes que a muchos motociclistas nos encanta disfrutar; la floración de los almendros que anuncia el final del invierno; los cerezos en flor del valle del Jerte al inicio de la primavera; el increíble colorido que nos ofrecen los bosques de hayas en otoño y los campos de lavanda en verano.

Cuando hablamos de campos de lavanda, la mayoría los ubicamos en la región francesa de la Provenza, campos que atraen a miles de turistas cada año a recorrerlos y fotografiarlos.

Pero mucho más cerca, en la Alcarria, existen más de 1.000 hectáreas de campos de lavanda, cuya floración tiñe de morado y lila y su aroma inunda los alrededores de Brihuega, conocida como el jardín de la Alcarria y apodada como la Provenza española.

Como Don Camilo José Cela cita en su novela Viaje a la Alcarria, “ese hermoso país al que a la gente no le da la gana de ir”, hoy se ha convertido en uno de los grandes productores mundiales de esencia de lavanda con más del 10% de la producción mundial.

Y a pesar de las habituales altas temperaturas que suponen una adversidad para los motoristas, cada mes de julio es ruta obligada visitar los campos de lavanda alcarreños.

Es en este mes cuando disfrutamos de un espectacular juego de colores: el morado de la flor de la lavanda, el intenso verde de sus tallos, el ocre de la tierra donde crecen estos arbustos, y azul del cielo alcarreño. Todo ello crea un espectáculo visual que hace las delicias de los fotógrafos, en especial al amanecer y al anochecer, cuando el juego de colores se acentúa y las temperaturas son mucho más llevaderas.

Sus aceites esenciales, bolsas perfumadas, cremas, jabones, velas y demás usos que se dan a la esencia de la lavanda, junto con su precioso conjunto histórico, convierten a Brihuega en un destino que no hay que dejar de visitar durante el mes de julio, cuando se celebra su aclamado Festival de la Lavanda.