Al inicio de cada Otoño es ruta obligada recorrer el Parque Nacional de Cabañeros, pues coincide precisamente con la temporada de la berrea, la época de celo de los venados, donde los grandes ciervos exhiben su enormes cornamentas y emiten potentes sonidos guturales que dan paso a luchas rituales para conseguir el favor de las hembras.

Para llegar al parque nacional atravesamos la provincia Toledo de norte a sur, en dirección a los Montes de Toledo y en sus estribaciones nos encontramos con avisos de la presencia del lince ibérico, pues se trata de uno de sus escasos hábitats donde aún se encuentra presente este felino único en la península ibérica.

La entrada al parque la hacemos a través de Hontanar para llegar al Risco de las Paradas que nos ofrece unas espectaculares vistas desde la zona norte del parque; a partir de aquí iniciamos propiamente dicho la ruta por Cabañeros y que comienza por su parte este hasta Horcajo de los Montes, centro neurálgico del parque, ya en la provincia de Ciudad Real.

Esta primera parte la carretera, además de sinuosa y en descenso, cuenta con un buen asfalto que nos permite llevar a ritmo ligero nuestras monturas al mismo tiempo que disfrutamos de los paisajes y comenzamos a ver los primeros ungulados.
Una vez llegados a Horcajo, continuamos hacia el oeste entrando en la provincia de Badajoz en busca del embalse de Cijara, ubicado en la reserva de la biosfera conocida como la Siberia Extremeña.



Zona ésta donde la naturaleza y fauna salvaje ganan sin discusión alguna el terreno a la civilización, con presencia constante de ciervos al borde de la carretera; está, si es que puede denominarse así, hace muchos años que no se mantiene y se convierte en territorio solo apto para las motos trail, pues los baches y tramos de asfalto roto exigen disponer de las suspensiones adecuadas para superar cada trampa que se nos presenta cada pocos metros.


Previa parada en Helechosa de los Montes para avituallarnos, llegamos a la presa del Cijara, ya en la provincia de Cáceres y nos dirigimos hacia el norte disfrutando, ahora sí, de una amplia carretera nacional con curvas rápidas enlazadas que nos permiten ir a ritmo ligero durante algo más de 25 kilómetros, abandonando Extremadura y entrando de nuevo en Castilla La Mancha.

Volvemos de nuevo a adentrarnos en los Montes de Toledo hacia la población de Anchuras a través de una divertidísima carretera de curvas lentas y perfecto asfalto que nos permite disfrutar a tope con nuestras monturas, alternando el uso del acelerador y los frenos con los constantes cambios de dirección que marca el trazado.
A la salida de Anchuras y en busca de nuevo del Parque Nacional de Cabañeros, nos encontramos de nuevo con un largo tramo en muy malas condiciones que pone, por segunda ocasión en lo que llevamos de ruta, a prueba nuestras motos, nuestros brazos y….. nuestros empastes; imposible de realizar si no llevas una trail.


El monte bajo y las jaras que teníamos al borde de la estrecha carretera dejan paso, en cuanto entramos de nuevo al parque nacional, al bosque mediterráneo; ritmo lento y pausado por un tramo muy técnico en subida hacia la sierra, en la que alternamos el frondoso bosque por donde se nos cruzan ciervos por delante de nuestras motos, como zonas altas que nos ofrecen claras vistas al valle donde las manadas de ciervas se agrupan y de música de fondo se escucha la potente berrea de los venados en celo prestos para lidiar una nueva batalla asta contra asta.


Sin duda es uno de los espectáculos de la naturaleza que uno no debe perderse y si además se conjuga con una gran ruta en moto, pues mejor que mejor.


La ruta es larga, exigente y al llegar a Navahermosa, justo a la salida del parque, hacemos la última parada del día para tomar un refrigerio y comentar la emocionante jornada motera que hemos tenido.

Ya solo queda volver a casa, hasta Toledo nuevamente por carreteras secundarias y desde ciudad de las tres culturas a Madrid ya por la A42, pues ya son más de 500 kilómetros de ruta y comienzan a notarse.
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